Hoy en día, los jugadores se preparan mucho mejor, son más fuertes, más rápidos y saltan cada vez más alto. Siempre hay jugadores que superan los límites, por ejemplo en la altura máxima del salto de ataque. Quién sabe, quizá un día vea cómo un jugador alcanza los 4 metros con el salto. Los entrenadores suelen presionar a los jugadores jóvenes para que sean más maduros y musculosos lo antes posible, incluso antes de que puedan jugar al voleibol. Los jugadores saltan alto antes de conocer los fundamentos del juego, atacan con fuerza antes de ser capaces de controlar el balón, sacan aces antes de saber servir a todas las zonas... En palabras más sencillas, quieren alcanzar el nivel profesional de los adultos lo antes posible.
En mi opinión, no debemos ignorar el desarrollo natural del jugador. En primer lugar, un niño aprende a andar, no a conducir. En primer grado aprenden a escribir y a leer, no física cuántica. Si un niño pinta, empieza con el dibujo de una casa, una estrella, una flor o un corazón, no con pintar la Mona Lisa. La constricción de un rascacielos de 80 pisos no empieza con la constricción del piso veintidós sino con la constricción de fuertes cimientos ..... y esto también funciona en el voleibol y en cualquier otro deporte.
Tenemos que empezar por lo elemental y seguir avanzando. Habrá tiempo para que cada jugador crezca y desarrolle su potencial.
El jugador crecerá en cada etapa de su carrera.